lunes, 27 de marzo de 2017

Ocho escenas de la Biblia que demuestran que Dios detesta a las mujeres




Al leer la biblia es natural llegar a la conclusión de que la mujer no gozaba de la consideración de sus autores, rudos cabreros de Oriente Próximo. A lo largo del texto sagrado los roles interpretados por las féminas suelen ser de mater amatísima o pérfida, impura, traidora, cuando no simplemente de prostituta o un mix de lo anterior.
Pero ¿era de verdad el dios de las tres religiones abrahámicas un misógino redomado? Aquí exponemos una serie de flagrantes ejemplos que apuntan en esa dirección. De


1. Eva
Dónde aparece: Génesis 2 y 3


La historia ya empieza mal para Eva, que es creada a última hora, después de que Adán se quejara de su soledad y no le convenciera la solución del Señor, que reunió a los animales y le dijo que escogiera . ¿Pretendía el Altísimo en su sabiduría que Adán practicara el bestialismo? ¿Había olvidado también crear hembras en el resto de especies? ¿Quizá la homosexualidad le recuerda todavía hoy su terrible despiste y por eso se opone a ella según sus representantes en la Tierra? Son cuestiones para los doctores de la Iglesia, pero por prevención digamos que sí a todas.
Tras probar diversos ungulados y no quedar del todo satisfecho el cliente, Dios volvió a su taller divino y creó a Eva a partir de una costilla de Adán (suponemos que Eva le quedó muy delgada, pero en las Sagradas Escrituras esto no se aclara).



Podría pensarse tal vez que Eva era la criatura más querida por Dios al tratarse de su última creación (recordemos que el Eterno creó a las cucarachas y a los parásitos internos antes que al hombre), pero los hechos lo desmienten. Cuando Dios expulsa del paraíso a Adán y Eva por comer del árbol del conocimiento, es especialmente duro con ella. Abramos aquí un paréntesis para declarar que la actitud del Señor es comprensible. ¿Qué padre no ha llegado alguna vez a casa y expulsado a sus hijos por encontrarlos leyendo una enciclopedia? Nadie quiere un empollón en casa, que luego los otros niños le hacen bullying.
Dios castiga a Eva (y a todas las mujeres venideras) con con partos dolorosos y sumisión al hombre. No es que Adán mostrara mucha obediencia en todo el asunto de la manzana para ser recompensado con una sirvienta, pero está claro que la primogenitura le tira mucho al Divino.

2.La mujer de Lot 
Dónde aparece: Génesis 18 y 19


La humanidad volvía a pecar sin mesura, esta vez en las ciudades de Sodoma y Gomorra. El Señor le había dicho a Noé que el arcoiris siempre sería un símbolo de que nunca más mandaría un diluvio , pero en esta promesa había todavía suficiente espacio legal para seguir cometiendo genocidios didácticos.
Abraham, el tío de Lot, y que ya conocía los cambios de humor del Señor (recordemos el sacrificio interruptus de su hijo Isaac) regatea con el Todopoderoso, en la mejor tradición de Oriente Próximo, la cantidad de personas justas requeridas en Sodoma para perdonar a la ciudad, acordando finalmente que diez bastarán.
¿Hay diez personas justas en Sodoma? Parece lógico pensar que en cualquier escuela de la ciudad se encontrarían diez niños inocentes que merecieran sobrevivir, pero los actos se desarrollan de otra manera.
Dos ángeles llegan a casa de Lot para comunicarle la decisión del Omnipotente, pero los lugareños, ahítos de fornicar con conocidos, se agolpan en la puerta y le exigen a Lot que comparta con ellos esos invitados tan apuestos.



Horrorizado ante la posibilidad de quedar ante la historia como un mal anfitrión, Lot pide a sus conciudadanos que respeten a sus huéspedes y que en su lugar abusen de sus hijas, que además son vírgenes (una persona de poca fe se preguntaría cómo es posible tal prodigio en una ciudad llena de violadores.
Los sodomitas se ofenden ante esta contraoferta y cometen un pecado terrible: se niegan a seguir regateando. Y además intentan entrar por la fuerza. Esto provoca la ira de los ángeles, que dispersan a los infractores y le dicen a Lot que abandone la ciudad, pues va a ser destruida.
Lot huye con su mujer y sus hijas y el Señor en su misericordia infinita arrasa Sodoma y Gomorra (de esta última apenas se ha hablado antes, pero imaginamos que esos días el Altísimo ofrecía un dos por uno en todos sus productos).



Abandonar tu hogar siempre es duro y seguramente por eso la mujer de Lot se gira para echar un último vistazo a Sodoma, ciudad de vacaciones. De inmediato, es transformada en estatua de sal. Es cierto que uno de los ángeles les había dicho que no mirasen atrás, pero esto es algo que se suele decir cuando hay que huir, quién iba a pensar que se trataba de una advertencia. Si algo nos deja claro la biblia es que el Todopoderoso castiga con dureza el ansia de saber.


3. Las hijas de Lot
Dónde aparece: Génesis 19


Viudo y huérfanas súbitos, Lot y sus hijas se refugian en una cueva. Aquí el relato bíblico dice que las muchachas, ante la escasez de varones en los alrededores tras el exterminio divino, deciden emborrachar a su padre y «yacer con él» con la idea de quedarse embarazadas (recordemos que esta es la única familia que Dios consideraba digna de salvación), pero parece más plausible que Lot se embriagara y abusara de sus hijas sabiendo que ya se encargarían después los narradores bíblicos de culpar a las víctimas.


4. Las madres de Egipto
Dónde aparece: Éxodo 11


El pueblo judío languidecía en la esclavitud en la tierra de Egipto y Moisés, que había sido elegido por el Altísimo como su portavoz, amenazaba al Faraón con diversas plagas a no ser que liberara a los israelitas. El Faraón, consciente de su papel institucional, no estaba dispuesto a negociar con terroristas, sobre todo cuando acceder a sus demandas afectaba negativamente a la economía. Sin embargo, no encarceló a Moisés, quizá temeroso de lo que pudiera decir Amnistía Internacional.
El Señor fue mandando con puntualidad británica las plagas, pero el gobierno egipcio no cedía. Finalmente, el Todopoderoso envió un ángel exterminador a asesinar en su lecho a todos los primogénitos egipcios, desde el hijo del Faraón hasta el de la esclava que trabajaba en el molino. Aquí el hombre herético y sin amor a Dios en su corazón se preguntará qué culpa tiene una esclava de las decisiones políticas del Faraón (sobre todo cuando no hay elecciones) o cómo puede ser uno un ángel cuando tu trabajo es degollar niños mientras duermen, pero el Omnipotente adopta aquí la lógica terrorista que dice que el que no cede a la extorsión es responsable de las consecuencias y ay de nosotros, simples humanos, si ponemos en duda esto.




La iglesia suele comparar el aborto con los infanticidios cometidos por orden de Herodes y nunca con este exterminio de los primogénitos egipcios, lo que nos enseña que hay matanzas de inocentes kosher y otras que no.
¿Era necesario asesinar niños cuando el Altísimo, en su omnipotencia, podía haberse llevado a los judíos a la Tierra Prometida en un abrir y cerrar de ojos? Una pregunta equivocada, pues todo esto iba de lanzar un mensaje: Don’t mess with Yahweh.


5. La concubina del levita
Dónde aparece: Jueces 19


La biblia está repleta de aleccionadoras historias de corte moral que nos enseñan a comportarnos con rectitud. Entre ellas se encuentra la historia de una mujer que abandona a un hombre para volver a casa de su padre. Cuatro meses después, el hombre, perteneciente a la tribu de Leví, decidió que la echaba de menos y fue en su busca.
Se reencontraron con gran alegría y emprendieron el regreso. Pararon a pernoctar en una ciudad, donde un anciano les ofreció alojamiento, pero se reunió ante la casa una multitud de hombres que exigían acostarse con el forastero, quizá una tradición en la zona. El anciano, que conocía el precedente sentado por Lot, pidió a sus vecinos que respetaran al hombre y violaran en su lugar a su hija, que además era virgen, y a la concubina del huésped.
Los hombres se ofendieron ante esto, lo que era un problema puesto que no había ángeles en esta ocasión que pudieran disolver este escrache, pero en un giro de los acontecimientos totalmente inesperado el hombre arroja a su concubina al exterior. Los violadores se la llevan y abusan de ella hasta que sale el sol.
Hecha un guiñapo, la mujer consigue volver a rastras ante la puerta. El levita sale y le ordena que se levante, que tienen mucho camino que recorrer. Como es de esperar, ella no puede responder nada. El hombre la carga en un asno y regresa con ella a casa, donde procede a desmembrarla con un cuchillo en doce partes que envía como aterradores obsequios por todo el territorio de Israel. Ni Dios ni la policía intervinieron.


6. La mujer cananea
Dónde aparece:Mateo 15 21:28


Caminaba Jesús cerca de Tiro con sus discípulos cuando una mujer cananea le rogó que curara a su hija, que estaba endemoniada. Jesucristo la ignoró como si se tratara de una gitana que le ofrecía romero. Los discípulos, en otro acto de caridad cristiana, le pidieron que le dijera algo, que la mujer les molestaba con sus gritos. El Mesías contestó que él había venido a hacer grande a Israel de nuevo y que aquella era una nasty woman.
A pesar de todo, la mujer consiguió acercarse a Jesús y de rodillas volvió a pedirle ayuda. Jesús respondió que no estaba bien quitar el pan a los hijos para dárselo a los perros. Una vez más, la mujer ignoró los insultos del Salvador y humillándose de nuevo le dijo que incluso los perros comen las migajas que caen de las mesas de sus amos. Complacida por fin la vanidad del Señor ante tal sumisión pública, curó a la hija de la mujer a pesar de su condición de extranjeras.


7. María
Dónde aparece: Lucas 1


María era una joven que iba a casarse con José, un prometedor carpintero de Nazaret, cuando el Señor puso sus ojos en ella y le concedió el favor divino de llevar la colombofilia al extremo (quizá recordando el episodio de Adán con los animales).
Esto se suponía que era un honor, por lo que el Señor exigió contrapartidas. Como siempre ha sido un dios celoso y además obsesionado con el sexo, incluyó una cláusula en el contrato que obligaba a María a permanecer virgen de por vida. A cambio de la represión perpetua de su sexualidad, sería la madre del Mesías. A María le pareció tan buen acuerdo que ni siquiera consultó con un abogado a pesar de encontrarse en una tierra en la que sin duda abundaban. ¿Engendrar al Mesías? ¡Por supuesto! Iba a ser la madre de un triunfador al que le esperaba un futuro espléndido gracias a su padre, quizá hasta una plaza de funcionario. ¿Qué podía salir mal?





8. Todas las mujeres (sobre todo si no son vírgenes)
Dónde aparece: Levítico 12 y 21



 Aparte de los diez mandamientos, el Todopoderoso quiso darle valiosas lecciones a Moisés. Una de ellas es que la mujer es siempre impura cuando pare, pero es el doble de impura cuando el bebé que trae al mundo pertenece al sexo femenino. Así, la impureza dura una semana en el caso de parir varones y dos cuando se alumbran niñas.
Del mismo modo, también le ordenó que los sacerdotes se casaran sólo con vírgenes porque las divorciadas o viudas son como las prostitutas a ojos del Señor.
 


Con información de La Biblia
Fuente: publico.es

domingo, 19 de marzo de 2017

La Andalucía que pudo ser y no fue, que se refugió en el tópico

La escritora y periodista Eva Díaz Pérez. Foto: Luis Serrano.
La escritora y periodista Eva Díaz Pérez. Foto: Luis Serrano.

Periodista, novelista y ensayista, Eva Díaz Pérez publica ‘Travesías históricas’ (Fundación José Manuel Lara), un libro en el que recupera la historia de los viajeros andaluces que contaron el mundo del siglo XVI al XX. El libro responde a una doble exigencia: desmentir la idea de que los andaluces “siempre fueron observados y nunca fueron los observadores” y, por tanto, desmentir los tópicos que desde el Romanticismo se vertieron sobre la realidad y la cultura andaluzas, y reivindicar importantes nombres de la historia intelectual de Andalucía. Por las páginas de Díaz Pérez pasan, entre otros, el gaditano José Celestino Mutis, el granadino Mariano Fortuny, el poeta Ángel Ganivet, la periodista Carmen de Burgos, el intelectual José María Blanco White y la bailarina Pepita de Oliva.
En tu ensayo sostienes que, desde el siglo XVI, la imagen de Andalucía ha supuesto una losa por los tópicos que albergaba. Todavía hoy resulta polémica la representación de Andalucía en ciertas series o en medios de comunicación. ¿Sigue siendo una losa esa imagen?
Actualmente sigue siendo una losa muy pesada y esto me indigna especialmente. A mí muchas veces me dicen que no parezco andaluza y, cuando pregunto por qué, me responden siempre lo mismo: “Porque hablas muy bien”. Pero ¿cómo no voy a hablar bien? ¡Soy de la patria de Nebrija! Con esto, lo que quiero decir es que hay tópicos que siguen pesando muchísimo. Fíjate en las series o en los telediarios: si buscan un comentario gracioso, siempre ponen el micrófono a un determinado tipo de andaluz, que los hay, evidentemente, pero hay muchos más andaluces. El solo hecho de poner el micrófono siempre a un mismo tipo de persona y no a otro supone un gesto de discriminación motivado por la voluntad de sacar en pantalla el tópico del “gracioso andaluz”, aunque no todos los andaluces son graciosos ni todos contestan con un chiste, sino con una interesante reflexión que rompe con el tópico que se quiere reproducir.
Sin embargo, se ha asumido e incluso naturalizado el tópico.
Efectivamente. Lo grave no es sólo que la imagen que se ha construido de Andalucía y de los andaluces representa un gran lastre, sino que esta imagen ha sido asumida de forma general: el tópico se repite en la política, en la cultura, en el periodismo… En definitiva, en la vida cotidiana. Y esta imagen que se reitera es el resultado de una construcción de lo que gran parte de los viajeros europeos vieron o quisieron ver en la Andalucía de siglo XIX. Yo he leído muchos textos de escritores románticos que viajaron a Castilla y a Andalucía, pero no tiene nada que ver lo que buscaron en un lugar y en otro. En Andalucía buscaban solamente la pasión, lo exótico, lo oriental, lo sensual… y todo esto ha pesado mucho en el momento de pensar Andalucía.
¿Y Andalucía ha terminado por asumir esta imagen ‘falsa’ de sí misma?
Este es el otro gran problema: Andalucía ha acabado por asumir la imagen que los otros construyeron de ella. En el siglo XIX, los andaluces se dieron cuenta de que en este relato y en esta imagen que se está construyendo de Andalucía hay un negocio por explotar y que se puede sacar beneficio de esta gente que llega a tierras andaluzas, buscando, sin embargo, un tópico: sol, diversión, humor, algo de exotismo… En ese sentido, la construcción de la imagen de Andalucía se produce por ambos lados, por parte de los viajeros europeos y por parte de los propios andaluces, y consecuencia de ello es que hoy encontramos al andaluz que se disfraza de andaluz para responder a esa imagen que de él han creado. Y este andaluz disfrazado de andaluz te lo encontrabas en el siglo XIX y te lo encuentras todavía hoy.
¿Cómo ha sido de determinante el contexto económico de Andalucía en la construcción de su relato?
El contexto económico ha sido un elemento clave y la desigualdad económica de Andalucía respecto a otras zonas de España más industrializadas y más ricas ha sido determinante, aunque no hay que olvidar que en el siglo XVI Sevilla era la capital económica de España: por Sevilla pasaba toda la riqueza, pasaban todos los viajeros europeos que se dirigían a América, Sevilla era una ciudad importantísima. Sin embargo, esta potencia económica se fue perdiendo y este declive conllevó, como es natural, una crisis de identidad. El siglo XVIII, de hecho, pasa bastante de puntillas por Andalucía: hay algún personaje interesante, pero, por lo general, es el gran siglo de la oscuridad.
Ese periodo histórico te sirve, en tu narrativa, para imaginar esa España que no pudo ser, la España afrancesada.
Yo me identifico mucho con los afrancesados. Uno de los viajeros que menciono en el libro es Alejandro Aguado, que luchó contra los franceses, pero cuando éstos llegaron a Sevilla, se quedó prendado del mundo francés. Y era normal. Los franceses lo cambiaron todo hasta el punto de que hacen laico el Palacio del Arzobispado y se convierte en un lugar donde se celebran fiestas, donde hay cultura, y la que había sido hasta entonces la sede de la Inquisición se convierte en la sede de una Logia Masónica. Y en este contexto, Aguado, como muchos otros, termina por afrancesarse. Lo mismo le sucede al abate Marchena. Y en mi libro aparecen todos ellos como representantes de esa España que pudo ser y no fue.
En este libro, como en tus anteriores novelas, pones el acento en la religión católica como elemento clave para entender un cierto atraso cultural de España.
A este país, ya no hablo solo de Andalucía, lo ha marcado muchísimo la religión, y lo ha marcado para mal. Padecemos muchas cosas que son herencia de la religión católica y del poder que tuvo. Yo siempre he pensado que la lógica histórica hubiera conllevado que España optara por el erasmismo. Esto es algo que analiza José Luis Abellán en su ensayo El erasmismo español. Como dice Abellán, en el siglo XVI había en España un ambiente muy propicio para que el erasmismo se consolidara. A mí siempre me ha interesado este tema y lo he trabajado en mis novelas [Memorias de cenizas, por ejemplo], sobre todo porque, una vez más, el definitivo rechazo del erasmismo refleja esa España que pudo ser y no llegó a ser.
Una constante en tu obra es la recuperación de personajes heterodoxos de la historia de Andalucía.
Los heterodoxos son personas que no encajan y que viajan por Europa buscando una libertad que en España no encontraban. Por ejemplo, pienso en Antonio del Corro -una de mis debilidades-, que huye primero de España, pero luego, en Europa, huye también de los reaccionarios luteranos y calvinistas, porque tampoco en Europa consigue encontrar esa libertad que buscaba. Mis heterodoxos son personas curiosas intelectuales y deseosas de una libertad que no encontraban en España, pero que, en algunos casos, tampoco encontraron fuera.
El viaje de estos heterodoxos es, en la mayoría de los casos, un exilio.
El exilio es una constante de la historia de España. Los exiliados han caracterizado la historia española en distintas épocas y, de hecho, muchos de los viajeros que reúno en el libro son, en verdad, exiliados, personas para las cuales el viaje fue a su pesar. Por esto, en sus textos hay un tono nostálgico.
No en tu último trabajo, pero a lo largo de tu obra narrativa, siempre has jugado a entremezclar la ficción narrativa con la verdad histórica.
Esta mezcla es siempre un terreno resbaladizo, pero lo híbrido me fascina.Quizá por mi formación periodística me interesa mucho la realidad, y mis novelas, aunque haya una construcción ficcional, parten todas de la realidad. A mí me gusta basarme en la realidad y, a partir de ella, imaginar. Tengo que confesar que, en ocasiones, llego a un punto en que ya no sé lo que es verdad y lo que es mentira. Esta mezcla entre lo imaginado y lo verdadero te lleva a pisar terrenos muy resbaladizos. Sin embargo, a mí me gustan estos terrenos en los que se mezclan estos dos mundos.
¿Gran parte de tu trabajo -ensayístico, novelesco y periodístico- se entiende como reivindicación de la divulgación?
Efectivamente, mientras que en Inglaterra la divulgación tiene prestigio, aquí no. Hablaba de esto hace poco precisamente con Hugh Thomas y comentábamos que lo que hace falta en España es precisamente más divulgación. Lo triste es que hay muchos historiadores, algunos de ellos amigos y lectores míos, que tienen rechazo o miran con sospecha una construcción narrativa de la historia: no hablo de ficcionalizar la historia, sino de contarla narrativamente. Yo, en la medida de mis posibilidades, lo he intentado hacer. Y ojalá el modelo anglosajón llegue a España, donde, también es cierto, empieza a haber historiadores e hispanistas que han tomado nota del modelo inglés y empiezan a hacer divulgación.
¿’Travesías históricas’ forma parte de un intento de construir una historia intelectual de Andalucía?
Sí, seguramente, puesto que evidentemente hay en mi obra esta voluntad de elaborar una historia intelectual, pero también es cierto que de esta voluntad fui consciente solo con el tiempo, cuando ya había escrito varios libros. Llega un punto en que te das cuenta de que en ti hay un interés particular en la historia de la construcción de nuestra cultura y en la recuperación de episodios poco conocidos. Me gustan los proyectos de largo aliento, me gusta que el trabajo tenga solidez.
¿Y reivindicas, además, el periodismo cultural lento, con solidez?
Yo creo que nuestra salvación como periodistas culturales está en un periodismo lento y sólido. Hay que tener claro que los lectores de periodismo cultural no son mayoría, pero sí son muchos y son lectores fieles, lectores que responden al periodismo bien construido, bien escrito, riguroso, contextualizado…
Sin embargo, en los medios, a veces se piensa que la cultura es algo superfluo.
Por supuesto. Desde que empecé haciendo prácticas, sabía que quería dedicarme al periodismo cultural y lo primero que me dijeron fue que mi opción era un suicidio profesional porque, en los periódicos, a la hora de prescindir, lo primero es la cultura. Y efectivamente, así ha sido. En el mejor de los casos, los periodistas culturales estamos como coartada y cada día me enfrento a luchas continuas para sacar temas y conseguir espacio para contar los temas que considero interesantes. La cultura es el flanco débil del periodismo y, sin embargo, es tan hermoso el periodismo cultural… Yo le debo tanto, muchísimo; le debo este libro y le debo mis libros, porque para mí literatura y periodismo son dos vasos comunicantes.
Ahora, hay editoriales que estás reivindicando el periodismo como una forma de literatura.
Sí, efectivamente, hay un intento de rescate de algunos nombres como Camba, Gaziel, González Ruano…Por ejemplo, otro gran periodista es Domínguez Rodillo, que escribió unas excepcionales crónicas de la Gran Guerra. Todos ellos contaron muy bien su época y su periodismo nos sirve ahora para entender la historia. Todos ellos, desde el periodismo, estaban haciendo gran literatura.
Fuente: El Asombrario