"Desde este lejano punto de vista, la tierra puede no parecer muy interesante. Pero para nosotros es diferente. Considera de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestra casa. Eso somos nosotros. Todas las personas que has amado, conocido, de las que alguna vez oíste hablar, todos los seres humanos que han existido, han vivido en él. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de ideologías, doctrinas económicas y religiones seguras de sí mismas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, cada niño esperanzado, cada inventor y explorador, cada profesor de moral, cada político corrupto, cada "superestrella", cada "líder supremo", cada santo y pecador en la historia de nuestra especie ha vivido ahí; en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol."
Cada vez que se leen estas líneas, escritas por Carl Sagan en 1994 en el libro Un punto azul pálido, el ser humano que las lee toma conciencia de sí mismo, de su insignificancia y su grandeza. Igual que cuando se toma entre las manos una foto del pasado, de niñez o juventud, y el recuerdo es un espejo en el que se refleja nuestra pequeñez respecto de las cosas pero también nuestra energía para serlo todo.
Así tomó Sagan la fotografía que la nave Voyager 1 hizo de la Tierra a 6.000 millones de kilómetros en 1990 y la convirtió en una metáfora del afán, de nuestro afán, de descubrimiento y comprensión. Así, el científico y divulgador de cuya muerte se cumplen 20 años este 20 de diciembre volvió a presentarse como uno de los mayores creadores de vocaciones que haya tenido la Ciencia en las últimas décadas.
A través de la claridad y la belleza, Sagan acercó la ciencia espacial a la sociedad, pero acercó mucho más que eso: la duda como ejercicio intelectual imprescindible, el procedimiento científico como herramienta para la comprensión y para la paz, la búsqueda y la tolerancia como empresas naturales de nuestra especie.
Estas son siete de sus grandes aportaciones:
1. El boom de Cosmos
Sus trece capítulos pudieron verse en más de 60 países y alcanzó audiencias millonarias en todos ellos. Fue el germen de la vocación científica de miles de investigadores que aún hoy, mientras dedican su vida a las más diversas disciplinas, reconocen la deuda contraída con la serie de Sagan.
2. La exploración espacial
Apolo, Pioneer y Voyager son algunas de las más destacadas misiones de la NASA en las que tomó parte. Su trabajo fue recompensado en 1977 con la Medalla de la NASA al Servicio Público Distinguido.
3. Descubrimientos planetarios
Una de sus aportaciones más destacadas fue su teoría, más tarde confirmada por la exploración directa, de que Venus era un planeta seco y muy cálido. Además, apuntó la posibilidad de que Europa, una de las lunas de Júpiter, contuviese un océano subterráneo. En septiembre de este 2016, la NASA anunció que creía haber encontrado plumas de agua, es decir géiseres, en dicha luna.
La trayectoria científica de Sagan, a pesar de todo, no fue suficiente para la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que le denegó el ingreso en 1992.
4.El efecto invernadero y el calentamiento global
5.La vida extraterrestre
No sólo eso. Como pieza importante dentro del programa, presionó para que las naves enviadas al espacio incluyesen un mensaje hipotéticamente comprensible para una civilización extraterrestre. Las naves Pioneer 10 y 11 llevaron unas placas diseñadas por él, que también se encargó de diseñar los Discos de Oro de las naves Voyager.
6.El pacifismo
7.La marihuana
Fuente: http://www.huffingtonpost.es
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