martes, 28 de junio de 2016

Chris Hadfield / Astronauta “Si fuéramos a Marte ahora mismo, moriría todo el mundo”


El astronauta canadiense Chris Hadfield, esta mañana en Tenerife EL PAÍS
Chris Hadfield es el astronauta más famoso del momento. Nació en 1959 en Sarnia, una pequeña ciudad petrolera de Canadá. Él creció en una granja y, cuando vio la llegada del primer humano a la Luna por televisión, dice que sintió “una invitación a convertirse en algo diferente”. Aquel chaval creció, estudió en cuatro universidades, se alistó en las Fuerzas Aéreas, se hizo piloto de pruebas y, en 1992, Canadá le contrató para ser astronauta, el primero en toda la historia del país. Hadfield ha viajado tres veces al espacio, ha sido comandante de la Estación Espacial Internacional (ISS), ha hecho durísimas caminatas espaciales y reparado averías que hubieran arruinado esta base que orbita la Tierra a unos 400 kilómetros de altitud. Y de vuelta a la Tierra es profesor de Universidad de Waterloo, músico, escritor, conferenciante... Pero la inmensa mayoría de la gente no tiene ni idea de todo eso. Para la mayoría es solo el astronauta que cantaba Space Oddity de David Bowie mientras flotaba con su guitarra en el espacio, un impresionante video con decenas de millones de visualizaciones en todo el mundo.
Hoy Hadfield está en Tenerife para participar en el festival Starmus, un encuentro que reúne a 12 premios Nobel, 7 astronautas y unos 800 asistentes de 12 países para hablar de ciencia y cultura y rendir homenaje al físico Stephen Hawking. En esta entrevista con EL PAÍS, el astronauta y músico cuenta por qué decidió quitarse horas de sueño cada día para mostrar al mundo cómo es vivir en el espacio y por qué la música es la mejor herramienta para hacerlo.
Pregunta. ¿Cuál fue su mejor experiencia en el espacio?
Tras un paseo espacial acabas sangrando por las manos, los hombros, las rodillas…
Respuesta. Los vuelos espaciales son mágicos. Flotar sin gravedad, estar haciendo algo muy difícil y hacerlo bien porque te has entrenado mucho… es como un regalo que estás abriendo continuamente. Entre todas las cosas, lo más diferente que puedes hacer es una caminata espacial. Yo he hecho dos. Te pones un traje enorme y sales al universo. Estas solo, agarrándote a una nave espacial con toda la eternidad del universo rodeándote. Y la Tierra muy lejos a un lado. Es una experiencia impresionante. Yo pasé 15 horas, di 10 vueltas completas a la Tierra.
P. ¿Físicamente es muy duro?
R. Hay gente que pierde las uñas. A menudo cuando acabas y te quitas el traje estás sangrando por las manos, los hombros, las rodillas… Es como estar en una máquina de ejercicios en el gimnasio durante 10 horas.
P. ¿Por qué se sangra?
R. Porque el traje está presurizado, con tanta presión como una bola de voleibol. Cada vez que tienes que apretar una mano, mover el hombro, doblar el codo, estás luchando contra un traje increíblemente duro. Al principio no hay problema, pero en unas horas se te comienza a abrir la piel. Porque no están diseñados para ser cómodos, más que un traje es como una nave espacial para una sola persona hecho de tela. Es muy duro para el cuerpo.
Allí arriba hay una guitarra permanentemente. La pusieron los psiquiatras de la NASA y lleva allí desde agosto de 2001
P. ¿Hay algo de la vida ordinaria en el espacio que le sorprendiera?
R. Ponerte una zapatilla de correr. Normalmente vas descalzo para usar los pies para agarrarte por ahí, pero si quieres correr en la cinta, por ejemplo, tienes que ponértelas. Piensa cómo te pones una zapatilla en la tierra. Te sientas y tiras de ella con las dos manos. Si haces eso en el espacio empiezas a dar vueltas. Allí me tiré seis meses intentando poner ambos zapatos flotando cerca de mí. Pero cada vez, para cuando había conseguido ponerme uno, el otro se había ido dando vueltas y tenía que ir persiguiéndolo por ahí. Piensas que en seis meses vas a conseguir hacerlo bien, pero no. Controlar objetos pequeños es muy difícil mientras que los grandes son mucho más sencillos, es decir, podrías mover un coche con un solo dedo.
P. Llegar a ser astronauta le ha costado mucho, ha hecho muchas cosas en el espacio, pero posiblemente la mayoría de la gente te recuerda por tocar una canción de Bowie. ¿Qué nos dice eso sobre nosotros mismos ?
R. Es completamente normal. Estamos en una etapa en la exploración espacial en la que ya no vamos de viaje, un trayecto determinado y bien delimitado. Ahora 15 países de todo el mundo estamos permanentemente en el espacio, desde noviembre de 2000, y no se trata de un solo país, sino de toda la especie humana. Intentar hacer ver a la gente cómo es explorar el universo es muy importante, no solo los aspectos técnicos. Un gráfico puede describir a la perfección la temperatura de la superficie de Luna, por ejemplo, pero es muy difícil intentar explicar lo que se siente como ser humano al estar ahí. Puedes intentar escribir, tomar fotos... y la música es una forma completamente diferente para explicar una experiencia humana extraordinaria. Hay cuevas en Alemania donde encontraron instrumentos musicales de hace 42.000 años. La música es antigua, fundamental, necesaria más allá del lenguaje. Así que tocar la guitarra en la ISS es completamente normal, somos nosotros. Allí arriba hay una guitarra permanentemente. La pusieron los psiquiatras de la NASA y lleva allí desde agosto de 2001. Casi cada noche la toca alguien. La pusieron como apoyo psicológico porque creen que la música es fundamental para el alma, para mantenerte cuerdo. La canción de Bowie le hace ver a la gente cómo es vivir en una nave espacial, la serenidad, la gracia, la naturaleza introspectiva. Fue solo una pequeña cosa que he hecho durante una carrera de 21 años.
P. ¿Le criticaron, diciendo que no era serio?
R. Creo que lo hubieran hecho si lo hubiese hecho en horas de trabajo. La gente me vio cantar Space Oddity, lo que no vieron es el 99,999% del trabajo que hice allí. Lo hice en mi tiempo libre, porque pensé que no solo hay que ser un buen comandante y mantener la estación. Cada noche robaba dos horas de sueño para tomar fotos, escribir, hacer música, grabarla, intentar experimentar este entorno único y compartirlo. Cientos de millones de personas han visto el vídeo. Les ayuda a entender algo que es complicado de ver y comprender.
P. Usted asesora a Canadá en esta materia. ¿Cuáles cree que deben ser nuestros siguientes pasos en la exploración espacial?
R. Mire nuestra historia. Todos nosotros venimos de África. Puedes contar las generaciones desde la última oleada que salió de allí, la de nuestra propia subespecie. La Edad de Hielo nos hizo retroceder muchísimo terreno, pero después construimos botes que nos permitieron llegar hasta Australia. Inventamos una tecnología que nos permitió vivir en zonas que serían inhabitables como el norte de Europa y Rusia, Norteamérica… Llegamos a Nueva Zelanda hace solo 800 años. Y a la Antártida hace apenas 100. Y ahora miles de personas viven allí, cientos en el Polo Norte. Y lo hacen para estudiar el origen del universo, para analizar la fragilidad de nuestra atmósfera, entender nuestro planeta. Hace 50 años toda esa exploración fue a una nueva dimensión con el Sputnik , satélites científicos, y después con humanos. Es difícil extrapolar una historia así. Creo que simplemente seguiremos explorando. La Estación Espacial es nuestro primer asentamiento en el espacio. Dejamos la Tierra hace 15 años y medio y la estación funcionará por otros 10 o 15 más. Más allá el siguiente destino es obviamente la Luna, porque está a solo tres días de viaje. Vamos a cometer errores en ese viaje así que necesitamos tener la posibilidad de regresar si algo sale mal. Si vamos a Marte ahora mismo, moriría todo el mundo. Sería como intentar cruzar el Atlántico en una canoa, vas a morir a no ser que tengas mucha, mucha suerte. No hay prisa y no lo hacemos por diversión, sino para intentar entender el universo.
Convertirse en una especie multiplanetaria tiene sentido para garantizar que no desaparezcamos
R. Sí. La Tierra ha tenido muchos cataclismos. La Tierra fue una enorme bola de hielo. Ha sufrido impactos de meteoritos. Recibimos pulsos electromagnéticos de otras estrellas y de Sol que causan problemas. Somos la especie y la civilización más avanzada que ha producido el planeta, pero no somos inmortales. La pregunta es ¿queremos conseguir la supervivencia de la especie? Si es así, creo que convertirse en una especie multiplanetaria tiene sentido para garantizar que no desaparezcamos. Pero por ahora es como si fuéramos un bebé que ha dado solo unos pasos y de repente alguien habla ya de correr una maratón.
P. ¿Estamos preparados para abandonar nuestro planeta y no volver jamás?
R. La preparación no importa realmente. Naces con unas fortalezas y debilidades, vives unos 70 u 80 años y te mueres ¿Para qué estás preparado? Intentas hacer lo máximo con lo que tienes, apreciar lo magnífica que es esta corta vida e intentas contribuir. Durante mucho tiempo hemos construido un montón de estructuras que nos permiten no tener que estar casi todo el tiempo cultivando para no morirnos de hambre sino desarrollar el intelecto y que este nos permita llegar más lejos. Como especie somos muy flexibles y la tecnología nos ayuda a adaptarnos. No importa si es Tenerife, Toronto, el Ártico, la estación espacial, la Luna o Marte, son solo sitios, y nos arreglaremos sobre la marcha. Necesitamos ese reto. Un ser humano que nace con un potencial que nunca puede usar es una gran pérdida.
Fuente: www.elpais.es

sábado, 25 de junio de 2016

La mujer que "devolvió la esperanza" cuando los refugiados eran españoles

Elisabeth Eidenbenz, una joven maestra suiza, ayudó a nacer a 597 niños entre 1939 y 1944, la mayoría hijos de exiliados republicanos que permanecían en campos de concentración en Francia. Creó la Maternidad de Elna. Una exposición en el Parlamento Europeo, organizada por Primavera Europea, honra su memoria. 


Elisabeth Eidenbenz junto a varios niños en la Maternidad de Elna
Elisabeth Eidenbenz junto a varios niños en la Maternidad de Elna

 Elisabeth Eidenbenz no quería ser ninguna heroína, pero lo fue. Eidenbenz hubiese preferido no tener que partir hacia España para ayudar a los niños que sufrían las consecuencias de la Guerra Civil, pero partió. Y, por último, Eidebenbenz se hubiese conformado con ser la profesora de estos niños, pero una vez en España y en el sur de Francia, en los campos de refugiados de españoles, se dio cuenta de que los pequeños, y sus madres, tenían una necesidad mucho más acuciante que la de recibir educación: sobrevivir.
Eidenbenz ayudó a nacer entre 1939 y 1944 a 597 niños de 22 nacionalidades diferentes, aunque la inmensa mayoría eran hijos de exiliados españoles en el sur de Francia. El resto judíos y gitanos que huían de los nazis. Pero comencemos por el principio. Esta mujer, de apenas 1,50 de estatura, llegó a España el 24 de abril de 1937. Era institutriz y llegaba con la ilusión de ejercer su profesión, tras un breve paso como voluntaria en Dinamarca. Estaba a punto de cumplir 24 años. La crudeza de la Guerra, sin embargo, descolocó sus planes. "Pensaba que venía a ayudar a los niños y darles clase, pero se encontró con algo muy distinto. Se encontró con un montón de niños famélicos", narra Luis Expósito, que estudió la vida de Elisabeth y autor de la obra La Conexión burjassot


Tras estar al frente de un almacén de ropa en Madrid durante la Guerra Civil, que pertenecía al cartel de Ayuda Suiza a los niños de España, que englobaba a 15 organizaciones del país helvético, Elisabeth huyó junto a 475.000 españoles al sur de Francia, donde fueron hospedados en campos de refugiados sin las más mínimas condiciones de higiene. 
"La sarna, el polvo y la arena fina se colaban por todas partes, la ropa, la comida, los ojos (…) Yo no quería que mi hijo naciera en estas condiciones"
“Era el mes de abril y por los altavoces del campo informaron de que Franco había ganado la Guerra –relata la refugiada española Remei Oliva en el libro de la historiadora Assumpta Montellà La maternidad de Elna– Ya hacía meses que estábamos rodeados de alambres, vigilados como criminales y mal alimentados. La sarna, el polvo y la arena fina se colaban por todas partes, la ropa, la comida, los ojos (…). Yo no quería que mi hijo naciera en estas condiciones. Tenía miedo de que no sobreviviera. Había visto con mis ojos cómo morían los hijos de otras mujeres”.

El miedo de Remei Oliva era más que comprensible. La mortalidad infantil alcanzaba el 80% en los refugiados españoles del sur de Francia. El mayor drama se producía en el campo de Argelès-sur-Mer, conocido por los españoles como el "campo de la mierda".

"Hay testimonios de que las madres guardaban a los niños debajo de la arena de la playa hasta el cuello para que no les mordieran las ratas o se quemaran con el sol", narra Nicolás García, excalde de Elna, localidad francesa situada cerca de la frontera española y descendiente de republicanos españoles desde una sala habilitada en el Parlamento Europeo, donde el eurodiputado Jordi Sebastià, de Primavera Europea, ha organizado una exposición y unas conferencias para honrar la memoria de Eidenbenz. 
Al cuidado de los niños.- Asociación des Descendants et Amis de la Maternité d’Elne (D.A.M.E. Asociación Histórica). Maternité Suisse d’Elne. Château d’en Bardou]
Elisabeth había retornada hacía apenas unas semanas a Suiza, pero en febrero de 1939 decidió volver a los campos de refugiados del sur de Francia. Su primera tarea fue participar en la Maternidad de Brullà que fue creada por Kart Ketterer, voluntario del Servicio Civil Internacional, en unas antiguas cuadras situadas en Perpiñán. Entre el 3 de abril y el 6 de septiembre de 1939 nacieron en esta Maternidad 33 bebés, pero el estallido de la II Guerra Mundial, la incertidumbre sobre la financiación y la actitud del dueño de las cuadras obligaron a Eidenbenz a cerrar la Maternidad.

A partir de este momento, Elisabeth se puso manos a la obra para encontrar un nuevo emplazamiento. En Elna, población situada cerca de la frontera, encontró un castillo abandonado que le pareció idóneo. El Socorro Suizo le suministró 30.000 francos para las obras de acondicionamiento y a finales de diciembre de 1939 ya estaba funcionado. 
El 7 de diciembre de 1939 nació el primer bebé en la recién creada maternidad. Su nombre: José Molina.
El 7 de diciembre de 1939 nació el primer bebé en la recién creada maternidad. Su nombre: José Molina. Tras él siguió una larga lista de bebés. En total: 597: Adela Aguado, Alberto Álvarez, Azucena Baquero, Faustino Bretos, etc. Entre ellos, se encuentra Celia García, que nació el 14 de febrero de 1941 y permaneció en la maternidad hasta abril de 1944, cuando soldados de la Alemania nazi clausuraron la institución. Celia, recuerda para Público desde su casa en Perpiñán lo que significó la pequeña isla de paz de Elisabeth Eidenbenz.

“Mi madre me contaba que cuando acudió a la maternidad fue maravilloso. Siempre decía que allí fue recibida como una persona y no como un animal, que era como se había sentido hasta el momento en Francia. Allí las madres estaban unidas y todas eran iguales. No había ni blancos, ni negros, ni judíos, ni cristianos. Todos iguales”, recuerda Celia, que señala que la maternidad es uno de los lugares más importantes de su vida, ya que fue en sus jardines donde vio por primera vez a su padre. Tenía tres años. 
Elisabeth Eidenbenz comiendo con el resto del equipo de la Ayuda Suiza (Burjassot, España).
Elisabeth Eidenbenz comiendo con el resto del equipo de la Ayuda Suiza (Burjassot, España).
La maternidad estaba instalada en un palacete de tres pisos construido en 1900. Un espacio de tranquilidad y relativo confort que contrastaba con la Europa de destrucción de la época. El espacio disponía de aproximadamente 50 camas, distribuidas por habitaciones de entre cuatro y ocho camas cada una. La mayoría de estas habitaciones habían sido bautizadas con nombres de ciudades españolas: Barcelona, Bilbao, Madrid, Santander, Sevilla y Zaragoza. El paritorio se llamaba Marruecos.

El Socorro Suizo enviaba regularmente cajas de leche condensada, queso, conservas y, según las necesidades, arroz, pastas, frutos secos, ropa... Los cargamentos llegaban a la estación de tren de Perpiñán, desde donde los transportaban a Elna en coche, de manera que a veces sufrían saqueos por el camino. Además, tenían recursos propios: una huerta, cerca de 300 arboles y criaban conejos.

Otra de las refugiadas españolas que llegó a la Maternidad de Elna fue Joana Pascual. Su testimonio lo recoge Assumpta Montellà:  “Cuando llegamos a las puertas de la maternidad ya nos esperaba la señorita Isabel. La casa era preciosa y estaba muy limpia. Ella nos explicó las cuatro normas y nos dijo que las mujeres que se encontraran bien y con ánimo podían colaborar en las tareas de la casa. Quien pudiera planchar, que planchara, quien estuviera más fuerte, limpiaba las baldosas, los platos... Trabajo había para todo el mundo”.

Muchas madres, que ya habían dado a luz, decidían permanecer en la Maternidad para trabajar de manera desinteresada en ella y devolver la ayuda que anteriormente habían recibido. Entre esas madres que se quedaron en la maternidad a cuidar del resto y a ayudar en el mantenimiento del hogar está la madre de Celia, de quien heredó el nombre. “Mi madre siempre decía que en la Maternidad pasó los cuatro mejores años de su vida en Francia. Después, todo fue luchar y luchar. La integración en Francia no fue nada fácil”, señala Celia.
"Pero lo formidable y fantástico fue que hubiese un lugar para las madres republicanas españolas y después para las madres judíos y gitanas perseguidas por los nazis”, señala Barba
Apenas dos meses después de Celia nació en la Maternidad Sergio Barba. Era el 12 de abril de 1941, ya habían pasado casi 10 años desde el advenimiento de la II República española y sus partidarios tenían que dar a luz a sus hijos fuera de su país. Le habían robado su casa. Barba, de hecho, se quedó a vivir en Francia. Allí preside la FFREEE, la asociación de los hijos e hijas de españoles de Republicanos Españoles y Niños del Exilio. Barba, desde Francia, recuerda para Público la labor de la señorita Isabel.

“Mi madre siempre me habló de la suerte que tuvo de poder darme a luz en la Maternidad. Siempre decía que Elisabeth era una mujer estupenda, que cuidaba de todas y cada una de las mujeres y que había conseguido crear un ambiente caluroso, como de una gran familia. Pero lo formidable y fantástico fue que hubiese un lugar para las madres republicanas españolas y después para las madres judíos y gitanas perseguidas por los nazis”, señala Barba.

Y es que cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, la Maternidad acogió también a madres judías y gitanas que huían de la persecución nazi. Se calcula que nacieron allí alrededor de 200 niños judíos. La voluntad de Elisabeth de proteger a los niños y madres judíos de la barbarie alemana hizo que la Gestapo visitase frecuentemente la Maternidad. Celia García recuerda una de las visitas de la Policía alemana que le contó su madre.
Envasando las coles.
Envasando las coles.
"Un día Elisabeth fue al hospital de Perpiñán y vio a una Lucie, una chica judía embarazada de 18 años. Elisabeth se la llevó a la maternidad y trató de protegerla. Pero poco tiempo después la Gestapo se presentó en la Maternidad y la reclamó. La matrona les dijo que Lucie no estaba allí, pero los alemanes dijeron que si no entregaban a la chica se la llevarían a ella y a otras mujeres presas. Finalmente, la tuvo que entregar a los alemanes. La cogieron, le pegaron, la tiraron al suelo, le escupieron (...). Eso la señorita Elisabeth no se lo pudo perdonar nunca” relata Celia.

Elisabeth Eidenbenz enviaba informes periódicos a Suiza para describir la situación de la Maternidad. El que se reproduce a continuación fue escrito el 8 de febrero de 1943:

"En general, estas mujeres no comen bien, están subalimentadas y agotadas. Gracias a un magnífico envío de la casa Sandoz de Basilea, podemos dar calcio a todas las mujeres embarazadas. Les hacen mucha falta suplementos alimentarios y reconstituyentes porque están muy débiles. Casi no hay madres que puedan alimentar a sus hijos exclusivamente con el pecho y eso alarga la convalecencia después del parto (...) Desde el mes de febrero hemos reservado entre 10 y 15 plazas para las madres enfermas y malnutridas del campo de campo de concentración. (...) Estaban muy emocionadas de ver un sitio limpio, con un plato lleno delante y rodeadas de un ambiente de simpatía y comprensión. Su estado de salud ha mejorado mucho. (...). Estos años tan largos en los campos de concentración no pasan sin dejar rastro".

Finalmente, durante la Pascua de 1944 el ejército nazi de la Alemania de Hitler, en uno de sus últimos coletazos, cerró la Maternidad, poniendo punto y final a uno de los cientos de episodios olvidados de la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Elisabeth desapareció entonces de la vida de los casi 600 niños a los que ayudó a nacer. De hecho, el edificio fue abandonado hasta el año 1997 cuando el maestro vidriero François Charpentier compró el castillo en ruinas y lo restauró.
Durante la Pascua de 1944 el ejército nazi de la Alemania de Hitler, en uno de sus últimos coletazos, cerró la Maternidad, poniendo punto y final a uno de los cientos de episodios olvidados de la Guerra Civil española
Años después, en el 2001, Guy Eckstein, que había nacido en la Maternidad de Elna, fue al castillo para conocer el lugar donde había nacido. La familia Charpentier no conocía el pasado del edificio, pero la historia fue recuperada. En el año 2002 Elisabeth recibió la medalla de Justos entre las Naciones por el Instituto Yad Vashem y ahí se comenzó a reconocer su labor. De hecho, la reina Sofia le entregó en el año 2006 la medalla del Orden Civil de la Solidaridad Social, la Generalitat de Catalunya, la Cruz de Sant Jordi, y Francia le entregó la Legión de Honor de manos del presidente de la República.

Antes, en el año 2005, el Ayuntamiento de Elna, dirigido por Nicolás García, hijo de republicanos españoles, compró el edificio con la idea de convertirlo en un centro de memoria. "Elisabeth me dijo una vez que en la Maternidad de Elna se hizo lo peor que se podía hacer para los enemigos: ayudar a dar a luz a los resistentes que franquistas y nazis querían exterminar", apunta el exalcalde de Elna, que recuerda que ahora hay miles de refugiaos llegando a Europa que podrían enriquecer las próximas generaciones de europeos.

Sergio Barba, que nació en la Maternidad de Elna, resume en una sola frase la importancia que tuvo para él, y para el resto de republicanos exiliados, la importancia de la labor de Elisabeth Eidenbenz: “Mi madre me dio la vida. Elisabeth, la esperanza en el género humano”. 
Mujeres con los niños recién nacidos en la escalera de La Maternidad.[Asociación des Descendants et Amis de la Maternité d’Elne (D.A.M.E. Asociación Histórica). Maternité Suisse d’Elne. Château d’en Bardou]

Fuente: www.publico.es

martes, 21 de junio de 2016

Un país de espaldas a la ciencia

 

EE UU, Suecia o Japón no invierten en I+D+i porque sean ricos, son ricos porque invierten en I+D+i



Carl Sagan, el reconocido divulgador, lo definió como nadie: “Estamos rodeados de ciencia y tecnología, pero nadie sabe nada sobre ciencia y tecnología”. La vida digital, las consecuencias de conocer qué hay dentro de nuestro genoma, la inteligencia artificial, el big data, los coches autoconducidos y hasta WhatsApp; las innovaciones científicas y tecnológicas nos admiran, nos rodean y nos hacen la vida mejor, aun cuando nos neguemos a comprenderlas. Solo el 14% de los ciudadanos españoles asegura estar interesado por la ciencia y la tecnología, frente al 25% que no lo está, según datos de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología. Y este clásico desinterés ciudadano, que podría ser simplemente un error, se ha trasladado a la esfera política, y ha convertido ese error en un desastre.
Desde 2010 hasta 2014, el descenso acumulado en los presupuestos ha sido del 10%
La ciencia, la tecnología y la innovación constituyen el factor productivo primordial de las grandes economías mundiales, y su fuente principal de riqueza. Estados Unidos, Suecia, Finlandia, Japón o Corea del Sur no invierten en I+D+i porque sean ricos, son ricos porque invierten en I+D+i.
Estados Unidos gasta más de un 2,8% de su PIB en ciencia y tecnología y, según asegura su Gobierno, ese esfuerzo es responsable de más de la mitad del desarrollo económico e industrial del país desde la II Guerra Mundial. La inyección de dinero en ciencia y tecnología es constante, y se ha ido manteniendo incluso en los peores años de la crisis. “La ciencia y la tecnología han conseguido que Estados Unidos sea el mejor país sobre la Tierra”, ha dicho su presidente, Barack Obama. La inversión española, mientras, da tumbos según sople el viento económico: entre el año 2002 y el 2008 se realizó un considerable esfuerzo por ponernos a la altura del resto de los socios de la UE, pero desde 2010 hasta 2014, el descenso acumulado en los presupuestos ha sido del 10%, según datos del último informe Cotec. Esa caída es muy dolorosa para los científicos españoles, obligados a buscar fondos europeos para sus proyectos o a emigrar. Pero es solo el principio: “Están por ver los efectos del recorte del gasto público sobre los resultados de la actividad investigadora, debido al desfase temporal propio de los procesos de investigación”, ha advertido la OCDE al Gobierno español.
Las empresas y cuidadanos españoles son, sin embargo, pioneros en la adopción de los resultados de la innovación y la tecnología. Las empresas españolas están por encima de la media mundial en su digitalización, según un reciente informe de PwC, y España es el país europeo con mayor adopción de aplicaciones de redes sociales y mensajería electrónica entre sus ciudadanos. Es, sin embargo, innovación y tecnología que producen otros. “Ser pro-ciencia es la única manera de asegurarse de que Estados Unidos siga liderando el mundo”, ha dicho Obama. Durante su primer y único debate televisado, ninguno de los cuatro principales candidatos a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones españolas fue preguntado por su política de inversión en ciencia e innovación, ni creyó conveniente ni relevante explicar las consecuencias para los ciudadanos de vivir en un país de espaldas a la ciencia. Pero las hay: según un informe del Círculo Cívico de Opinión, si España hubiera invertido anualmente en I+D el mismo porcentaje que el resto de países de la OCDE desde 1970, en el año 2005, habríamos sido, por cabeza, un 20% más ricos.
Fuente: www.elpais.com

miércoles, 15 de junio de 2016

No hay nada más increíblemente estúpido que un homosexual cristiano devoto

Imaginemos un individuo que es despreciado, insultado, humillado y porque vivimos en un país occidental del siglo XXI, que si no lo mismo acaba lapidado por personas a las que lleva 15 años regalándoles su tiempo, su dinero y sus sentimientos ¿qué es?¿un idiota? Pues no, es simplemente un devoto cristiano homosexual.

Resulta que la siempre homófoba iglesia católica, esa misma que lleva 2.000 años demonizando, cuando no exterminando homosexuales ha decidido en su lógica consecuencia discriminadora que un gay, casado por lo civil con otro hombre, no puede ser Hermano Mayor de una Cofradía religiosa. Hasta aquí algo que ni siquiera debería ser novedad a estas alturas. La verdadera noticia es que el protagonista de esta rocambolesca historia lleva más de una década dedicado en cuerpo y alma a la Hermandad católica de los Emigrantes y además completamente orgulloso como indica la siguiente fotografía.




¿Se imaginan a un judío o un gitano generosamente dedicados al servicio del Partido Nazi? ¿Puede un negro donar dinero, coser caperuzas y encender hogueras para mayor gloria del Kukuxklán? Pues algo similar es lo que está haciendo este pobre hombre alineado, que por su manifiesta esquizofrenia debería consultar con un psiquiatra por sus evidentes delirios masoquistas, porque parece que no se ha enterado de lo que opinan de él nuestros siempre cavernícolas obispos 
patrios. 
Fuente: https://diario-de-un-ateo.blogspot.com.es

martes, 14 de junio de 2016

Hallado el primer fragmento del asteroide que cambió la vida en la Tierra



 
El asteroide Öst 65 hallado en una cantera del sur de Suecia

Científicos suecos han encontrado un nuevo tipo de meteorito que se produjo tras la mayor colisión de asteroides en los últimos 3.000 millones de años. Es una pequeña roca oscura de menos de 10 centímetros, pero tiene un valor incalculable para aclarar aquel evento, del que aún se sabe muy poco.
Hace 470 millones de años, un asteroide de unos 200 kilómetros de diámetro chocó con otro de menor tamaño en el cinturón de asteroides, entre Marte y Júpiter. La colisión fue unas 1.000 veces mayor que la del meteorito que aniquiló a los dinosaurios cientos de millones de años después. La Tierra fue literalmente bombardeada por los escombros de aquellos dos cuerpos estelares, aunque en este caso su efecto pudo ser muy diferente. Justo en aquella época sucedió uno de los mayores episodios de diversificación biológica conocidos, un auténtico estallido de nuevas especies de animales sin el cual ninguno de nosotros estaría aquí.
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“Estamos ante uno de los eventos más importantes en la historia de la evolución y un paso crucial en nuestra propia línea evolutiva”, explica a Materia Birger Schmitz, investigador de la Universidad de Lund, en Suecia. De no ser por su equipo, el nuevo meteorito se habría convertido en baldosas para la cocina. Desde hace 25 años Schmitz trabaja supervisando los trabajos en la cantera de Thorsberg, al sur de Suecia, que está situada en el lecho del antiguo océano en el que cayeron muchos de los fragmentos de los asteroides. Hasta el momento ha rescatado 100 de estos meteoritos. Todos son condritas tipo L, es decir, fragmentos del asteroide grande. Por ahora, nadie había hallado ningún fragmento del cuerpo más pequeño, por lo que se dudaba si desapareció por completo tras el choque.
"Este puede ser el primer fragmento documentado de un meteorito extinto"
El análisis de los isótopos de oxígeno y cromo muestra que la composición del nuevo meteorito es totalmente diferente a cualquiera de los más de 50.000 meteoritos conocidos hasta ahora, según explica Schmitz y el resto de su equipo en un estudio publicado hoy en Nature Communications. La datación realizada por el equipo lo sitúa en la fecha de la gran colisión, un millón de años arriba o abajo.
“Este puede ser el primer fragmento documentado de un meteorito extinto, de un tipo que ya no caerá nunca a la Tierra porque el cuerpo del que proviene ha sido destruido por las colisiones”, resalta el trabajo.
Esta esquirla de un asteroide perdido abre una enorme ventana al conocimiento del Sistema Solar, pues demuestra que las rocas que bombardeaban la Tierra hace unos 500 millones de años eran muy diferentes a las de ahora. “La vida”, sugiere Schmitz, “también lo era”.
“Antes de la colisión de los dos asteroides, había muy pocas especies de animales viviendo en el lecho marino”, explica Schmitz. Después, hace unos 470 millones de años, sucede la gran diversificación del Ordovícico, el verdadero estallido de vida animal en la Tierra. “Hubo una auténtica explosión de nuevos invertebrados; trilobites, moluscos, peces primitivos… fue la mayor diversificación biológica conocida y la primera vez que se alcanzó un nivel de biodiversidad similar al actual”, relata.
 
La cantera de Thorsberg, al sur de Suecia


Schmitz mantiene que el cataclismo producido por los asteroides fue el chispazo que necesitaba la vida para reinventarse y progresar. Es la hipótesis de la perturbación intermedia. “Cuando las condiciones son muy estables, todo se mantiene igual y cuando cambian demasiado, los seres vivos se extinguen. Pero cuando hay una perturbación intermedia que presiona en la justa medida, la vida evoluciona como nunca antes lo había hecho”, razona.
Schmitz publicó por primera vez esta hipótesis en 2007 y desde entonces trabaja con el objetivo de “enlazar la historia de la vida en la Tierra con los grandes eventos astronómicos, algo que apenas se ha investigado”, asegura. “Es muy extraño que ambos eventos coincidan, pero por el momento es muy difícil establecer si uno fue la causa del otro”, reconoce.
Su equipo ha recibido dos millones de euros del prestigioso Consejo de Investigación Europeo para seguir buscando más meteoritos “fósiles” en la cantera sueca. El proyecto aplicará un equipo especial capaz de analizar cinco toneladas de sedimento cada año para recuperar minerales capturados en pequeños meteoritos, reconstruir su historia e intentar averiguar qué sucedió hace unos 500 millones de años en el Sistema Solar para que la composición de estos haya cambiado tanto.
Jesús Martínez-Frías, Jefe del Grupo de Investigación del CSIC de Meteoritos y Geociencias Planetarias del Instituto de Geociencias, IGEO (CSIC-UCM), resalta que la principal importancia del trabajo "es que el meteorito, el Öst 65, demuestra que hace 500 millones de años había diferentes tipos de meteoritos cayendo a la Tierra, lo que nos permite disponer de más datos para reconstruir cómo era la materia primigenia que alcanzaba nuestro planeta”. Para José Luis Galache, investigador español en el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EEUU) "es de esperar que se encuentren más meteoritos extintos, aunque son mucho más difíciles de encontrar pues estarán enterrados a gran profundidad bajo tierra, y quizás hayan pasado a formar parte de la roca en el subsuelo, tal y como ha ocurrido con Öst 65".

domingo, 12 de junio de 2016

Casas Viejas: la reedición de las crónicas que acabaron con Azaña


Cuerpos amontonados en Casas Viejas
Cuerpos amontonados en Casas Viejas

Azaña dijo que "en Casas Viejas no ha ocurrido sino lo que tenía que ocurrir", y echó así una buena palada de tierra sobre su propia tumba política. La cita abre Viaje a la aldea del crimen, las crónicas que Ramón J. Sender envió al periódico La Libertad y que este año ha reeditado Libros del Asteroide. "Documental de Casas Viejas" es el subtítulo, y algo de documental hay en este libro: Viaje a la aldea del crimen es un acercamiento casi naturalista a un suceso determinante en la caída de Azaña, que Sender teje a partir de una descripción cruda de la miseria infinita del campo andaluz en aquella época.
Las crónicas, agrupadas y depuradas por el propio Sender apenas un año después de los sucesos de 1933, habían caído extrañamente en el olvido después de servir de agarradero a las tesis historiográficas dominantes durante años. "De aquí beben Gerald Brenan, Federica Montseny o Gabriel Jackson, que creyeron esta versión a pies juntillas", explica Antonio García Maldonado, autor del prólogo en la nueva edición de un texto que descubrió leyendo la obra de Tano Ramos, El caso Casas Viejas.
Las crónicas de Sender dieron forma a una manera de entender lo que ocurrió: Azaña habría ordenado acabar con aquella rebelión de campesinos sin tierra que amenazaba con gangrenar la República llamando al comunismo libertario. Para salvar el cuerpo habría amputado el brazo de cuajo. 19 lugareños y tres agentes (dos de la Guardia Civil y uno de la guardia de asalto) murieron en los sucesos de 1933. Sólo la recuperación de los Cuadernos Robados (Crítica, 1997), los diarios que Azaña escribió entre julio de 1932 y agosto de 1933, limpiaron su memoria mostrándolo como un gobernante atribulado ante el suceso de Casas Viejas y desconocedor del alcance de la carnicería.
El propio Sender pareció renegar de su obra. En una entrevista concedida en 1976 en A fondo , a propósito de un libro "polémico, debatido, discutido, en el que usted tomaba posición contra los gobernantes de la República", el escritor responde que aquello fue "algo deplorable".  Sus conclusiones inmisericordes con Azaña contribuyeron definitivamente a la caída del político en septiembre de 1933 y, a medio plazo, de la República, y fueron usadas durante años por el franquismo en su propio beneficio. "Sender es una muestra de que la República perdió la guerra no tanto por encabronar a sus enemigos de siempre sino por generar la enemistad de sus aliados", cree García Maldonado.
La Guardia Civil, en Casas Viejas
La Guardia Civil, en Casas Viejas

"Monarquía o República es cosa que en el campo andaluz tiene poquísima importancia"

Viaje a la aldea del crimen está trufado de crudos retratos del hambre, "hambre negra, solitaria". "Después de ver a estos hombres da vergüenza comer", escribe Ramón J. Sender, paradigma del intelectual desencantado, que concluye: "Monarquía o República es cosa que en el campo andaluz tiene poquísima importancia". En esa tesis, Casas Viejas no es más que una representación en miniatura de los problemas seculares que tampoco la República está sabiendo resolver y Sender representa la izquierda impaciente con la lentitud de las reformas.
Más allá de su valor historiográfico, el relato es también un ejemplo de eso que luego los americanos llamaron Nuevo Periodismo. "El libro introduce unas técnicas narrativas de superposición de escenas que se suponen inventadas por Truman Capote en A Sangre Fría", opina García Maldonado. El resto es un texto que funciona como un western, un duelo al sol más de Peckinpah que de John Ford, en el que hay atrincherados mascando ruina y asaltantes disparando al estómago. Pero esta historia de héroes tozudos, escopetas de caza e impíos agentes del orden ocurrió. Este es el asalto al Fuerte Apache o a la comisaría del distrito 13, trasladado a la choza misérrima de Seisdedos, el héroe trágico de la historia.
Seisdedos es el hombre que sabe que no saldrá vivo, el líder que se da cuenta demasiado tarde que detrás de él no marcha un ejército, sino una cuadrilla de desesperados que hacen de la lealtad la única bandera. Enfrente, hay un malvado de manual, el Capitán Rojas, que al mando de 40 guardias de asalto ordenó que se ametrallara y se quemara la choza de unos campesinos que resistían con cuatro cartuchos, y la ejecución a sangre fría de una docena de lugareños. "Si yo le digo que dispare a esa niña que ve usted por la ventana... Usted no lo haría…", le dijo meses después el director general de seguridad, intentando comprender cómo pudo aquel bruto asesinar a medio pueblo. "Sí lo haría", le respondió el capitán. El fascista Rojas fue condenado por los jueces que investigaron los crímenes y liberado poco antes del golpe de 1936.
La comisión de investigación parlamentaria, en el pueblo
La comisión de investigación parlamentaria, en el pueblo
Hoy Casas Viejas se llama Benalup, y es un pueblo en el que hay un campo de golf y un buen puñado de restaurantes. Sobre el lugar donde ardió Seisdedos y su gente alguien quiso hacer un hotel y el pueblo orgulloso se levantó de nuevo. A 1.500 kilómetros, reposan en el cementerio de Montauban los familiares de Seisdedos, apenas separados unos metros de los restos de Azaña. Catalina Silva, la mujer que huyó bajo las balas de la choza de su abuelo,  contó hace años en El Mundo que se encontró con el político en el exilio, y que este, ya loco, masculló: "Los muertos de Casas Viejas me persiguen". También le persiguió hasta su muerte aquella frase, "ha pasado lo que tenía que pasar", puesta al comienzo del libro de las crónicas que escribió Sender y que tumbaron un Gobierno.
Fuente: www.eldiario.es

martes, 7 de junio de 2016

Todo a punto para escudriñar la historia del universo


“Es un día muy especial en un proyecto que arrancó hace 12 años. Hemos demostrado que es posible construir un observatorio de ondas gravitacionales en el espacio con el que podremos obtener información sin precedentes sobre la historia del universo”, aseguraba a Big Vang Miquel Nofrarias, investigador del grupo de astronomía gravitacional LISA del Institut de Ciències de l’Espai (IEEC-CSIC), poco antes de que comenzara la rueda de prensa de presentación de los primeros resultados de la misión LISA Pathfinder , de la Agencia Espacial Europea (ESA).
La misión, pionera, arrancó en 2004 y tenía como objetivo probar la tecnología clave necesaria para poder montar un laboratorio en el espacio con el que registrar las ondas gravitatorias , las oscilaciones en el espacio-tiempo predichas por Albert Einstein hace 100 años. Estas ondas se mueven a la velocidad de la luz y están generadas por fenómenos astronómicos poderosos, como las explosiones de supernovas o la fusión de dos agujeros negros.
“Son un mensajero sin intermediarios. Nos permiten acceder a aquella información que nos llega de la gravedad, que rige en definitiva el universo a gran escala”, destacaba Nofraria.
LISA Pathfinder fue lanzada al espacio en diciembre de 2015, comenzaba los primeros experimentos científicos en marzo y tan solo dos meses después ha demostrado que puede ser una herramienta revolucionaria para comprender el universo, tal como recoge la revista Physical Review Letters, en la que se publican los primeros resultados.
Un aspecto crucial de la misión era la colocación de dos masas de prueba en caída libre, dos cubos de oro y de platino idénticos, de 2 kg de peso y 46 mm de alto separados por tan solo 38 cm. Y el seguimiento de sus posiciones relativas cuando se mueven debido al efecto único de la gravedad, lo que resulta sumamente complicado porque se ven sometidas a diversas fuerzas, como el viento solar y la presión de la luz del sol, que las afectan.
Los científicos al cargo de la misión han logrado demostrar que esas dos masas de prueba flotan libremente, sin ser perturbadas por ninguna fuerza externa y con una precisión cinco veces mayor que el requerimiento original de la misión.
“Hemos demostrado que tenemos la capacidad para llevar a cabo un programa científico totalmente revolucionario”, afirmaba exultante en una entrevista a Big Vang Carlos F Sopuerta, investigador principal del Grupo de Astronomía Gravitacional-LISA del IEEC-CSIC.
Representación artística del LISA Pathfinder en el espacio.
Representación artística del LISA Pathfinder en el espacio. (Esa/atg Medialab/handout)
Con participación del IEEC-CSIC
El Grupo de astronomía gravitacional-LISA del IEEC-CSIC ha desempeñado un papel clave en esta misión. Se ha encargado, por una parte, de diseñar los sistemas de datos, el ordenador a bordo de la nave (Unidad de gestión de datos, DMU) que controla los experimentos científicos, recibe los datos y envía instrucciones a otros instrumentos, entre otros.
También, y en colaboración con la Universitat Politècnica de Catalunya y el Institut de Física d’Altes Energies, han diseñado e implementado el sistema diagnóstico, compuesto por sensores de altísima precisión y estabilidad que permiten analizar el efecto del cambio de temperatura, de los campos magnéticos en las masas de prueba.
“Comenzamos a colaborar con la misión LISA, en representación española, en 2004. Además de los instrumentos que hemos diseñado, hemos programado también pequeñas perturbaciones, variaciones controladas del campo magnético para ver cómo las masas en caída libre reaccionaban y así entender mejor los procesos que pueden alterarlas”, indicaba Sopuerta.
Desde que comenzó la fase de puesta a punto de la nave, en enero de 2016, los investigadores del IEEC-CSIC han realizado un seguimiento a diario y en tiempo real de las pruebas y experimentos. “Era muy emocionante porque enviábamos una orden que le llegaba a la sonda en 5 segundos y recibíamos respuesta en 10 segundos”, recuerda Nofraria.
Con la precisión alcanzada por LISA Pathfinder, un observatorio espacial de ondas gravitatorias a gran escala sería capaz de detectar las oscilaciones causadas por las fusiones de agujeros negros supermasivos en galaxias de cualquier lugar del universo”, afirmaba en una nota de prensa de la ESA Karsten Danzmann, director del Instituto Max Planck de Física Gravitacional y coinvestigador principal del LISA Technology Package (LTP).
Ondas gravitatorias
Las ondas gravitatorias se detectaron por primera en septiembre de 2015 , mediante el detector terrestre LIGO. Entonces, se trató de una señal procedente de dos agujeros negros, cada uno con una masa aproximada de 30 veces la del Sol, girando en espiral uno hacia el otro, en los últimos 0.3 segundos antes de que se fusionaran para crear un agujero negro único más masivo.
Sin embargo, las ondas gravitatorias que se pueden registrar desde detectores como LIGO son limitadas. “La señal que detectó LIGO duraba aproximadamente 300 milisegundos. En cambio, la que pretendemos detectar con el observatorio en el espacio podría durar horas o meses”, explica Nofraria. La diferencia entre un experimento y otro es que el laboratorio espacial no se centrará en evento instantáneos, sino en procesos mucho más largos, en los que hay involucradas masas de mayor magnitud.
“En LIGO, los dos agujeros negros tenían una masa cada uno de 30 masas solares. Nosotros esperamos detectar objetos de millones de masas solares. No veremos dos agujeros negros colisionando sino galaxias enteras”, asegura Nofraria.
La diferencia entre LIGO y un instrumento como LISA Pathfinder es comparable a la que existe entre los telescopios ópticos, que permiten explorar la luz visible, la que vemos con nuestros ojos; y los de radio, que permiten detectar ondas electromagnéticas, que arrojan información sobre procesos de estrellas y galaxias que no proporcionan las mediciones ópticas.
Para Sopuerta, éste es, sin duda, un año muy especial para la física. Tanto LIGO como LISA se empezaron a gestar a nivel teórico a finales de los años 70, cuando se empezó a hablar de usar láser e interferometría para detectar estas ondas gravitatorias. En 1992 se empezó a construir LIGO y LISA, en el 2000. “Es fascinante que proyectos que han tardado décadas en implementarse hayan ido a coincidir en presentar resultados en un mismo año. Está claro que es el año de las ondas gravitatorias”, considera este astrofísico.
El siguiente paso será continuar realizando “experimentos más arriesgados y ambiciosos”, en palabras de Sopuerta. Y ya se ha empezado a plantear la misión L3 de la ESA, esto es la llamada tercera misión de clase grande (L3) del programa de visión cósmica de la ESA, que trabajará para desarrollar el diseño definitivo de la misión, que está prevista que se lance aproximadamente en 2030.
Fuente: lavanguardia,es

miércoles, 1 de junio de 2016

Nico Rost, embajador de la causa republicana en Dachau

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El escritor holandés, Nico Rost, auntor de ‘Goethe en Dachau’, durante su 70 cumpleaños.


Dachau fue el primer campo de concentración que Adolf Hitler ordenó construir tras su llegada al poder en 1933. Un campo modelo, convertido en una suerte de teatro, que trata de mostrar a la prensa internacional que las condiciones de los presos, en su mayoría comunistas y socialdemócratas, no son tan malas. Por eso, en Dachau había una biblioteca. Allí escribió su diario Nico Rost (Groninga, 1896), periodista y traductor, corresponsal en España y Alemania, que sobrevivió a su internamiento en el campo gracias a la literatura. ContraEscritura Ed. publica por primera vez en castellano Goethe en Dachau, el diario de Rost, “el holandés loco que devoraba libros y engullía papel”, como lo definían sus compañeros.

Nico Rost reside en Berlín desde 1923 donde trabaja como escritor, traductor y periodista. Su militancia en el Partido Comunista desde 1927 y su relación con intelectuales de la época le lleva a ser arrestado por primera vez en 1933 y encerrado en el campo de concentración de Oranienburg, sobre el que también escribirá un libro. Tras su salida, y ante la negativa de Rost a confabular con el régimen, recibe una orden de expulsión del país y se traslada a Bélgica. Durante la invasión en 1940 de Países Bajos, participará en la resistencia acogiendo en su casa a escritores y artistas que huían de la Alemania Nazi, convirtiéndose así en uno de los hombres más buscados por las tropas nazis. El 6 de mayo de 1943 es detenido de nuevo. Un año después y tras pasar por varias prisiones y campos, es trasladado a Dachau con un absceso en la pierna que lo llevará directamente a la enfermería donde permanece hasta la liberación del campo. El día 10 de junio de 1944, Nico Rost comienza a escribir las notas que darán lugar a Goethe en Dachau y lo hace, claro, citando al escritor alemán: “La Vieja Tierra todavía sigue ahí y el cielo aún sobre mí arquea”.
Diario de un lector
Goethe en Dachau es un diario de un preso en un campo de concentración que no habla sobre campos de concentración. Goethe en Dachau es un diario de lecturas y reflexiones, de experiencias vitales, una guía de conversaciones y debates de un intelectual recluido. Nico Rost aprovecha en primer lugar el hecho de estar encerrado en la enfermería y tener acceso a la biblioteca del campo, que contaba con más de 15000 ejemplares, para leer ávidamente. Marta Martínez, editora del libro, explica que aunque existía una censura, la total ignorancia de los oficiales de las SS y el contrabando permitieron que grandes obras de la literatura con un profundo contenido político, defensoras de la libertad y la democracia, estuvieran en los estantes de la biblioteca de Dachau. Todo lo que se sabe de aquella institución, de la que apenas se conservan 50 libros, es precisamente gracias a las notas de Rost. En segundo lugar, el escritor neerlandés toma la presencia de importantes intelectuales y políticos en el campo como una oportunidad para fomentar intensificar su actividad intelectual, fomentar el debate, la reflexión, el intercambio. Incluso se constituyen pequeños clubes de lectura, se dan clase los unos a los otros y, ante la desidia, se recetan libros. 
Aunque el libro fue publicado originalmente en neerlandés en 1946, se trata de un texto incompleto e impreciso, fruto de la urgente necesidad de contar de Nico Rost. Una segunda edición, esta vez en alemán y traducida por la mujer de Rost, Edith, es publicada en 1948. De esta versión, y dado que los manuscritos no se conservan, parte la edición en castellano. Nuria Molines, la traductora, destaca aspectos de la escritura de Nico Rost que resultan fundamentales para comprender mejor la obra. La primera, la distancia emocional que Rost establece al usar el alemán para hacer referencia a todo lo relativo al campo. Una distancia que Molines ha decidido conservar en la versión en castellano en la que esos términos tampoco están traducidos. La segunda, que Rost escribe siempre en futuro, como obviando lo extremo y volátil de su situación. Es un grito de esperanza. “Él dice en el libro que la única manera de sobrevivir en el campo es la vitamina L de literatura y F de futuro”, explica Nuria. Y eso hace: leer y pensar a largo plazo. El tercer aspecto que destaca en el diario es el particular sentido del humor de Nico Rost. “Yo creo que lo utiliza como una tabla de salvación. No es una manera de banalizar lo que le rodea sino todo lo contrario”, reflexiona la traductora.
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Portada del libro de Nico Rost, ‘Goethe en Dachau’. / ContraEscritura Ed.
Recuerdos de su paso por el frente español 
España también está muy presente en Goethe en Dachau. Durante sus años como periodista en Alemania, Nico Rost viaja en varias ocasiones a la península en plena Guerra Civil. En 1937, visita Barcelona, Madrid, Valencia… y recorre los campos de batalla. Entrevista en varias ocasiones a Dolores Ibarruri, ‘La Pasionaria’, y escribe un libro que recoge la crónica de su periplo: Desde el frente libertario español. Rost apoya la causa republicana como intelectual antifascista y participa en julio de ese mismo año en el Congreso Internacional para la Defensa de la Cultura en Valencia, en el que coincide, entre otros, con Antonio Machado, Pablo Neruda o César Vallejo. Su profundo conocimiento de la situación en España hace de Nico Rost embajador de la causa republicana en Dachau. El escritor se convierte en una referencia sobre política española en el campo para quienes creen, explica el propio Rost, que la guerra contra el fascismo empezó en el 39.
“Sus recuerdos de España son muy vivos”, explica Marta Martínez, “él tiene muy presente lo que ha visto y ha vivido en España, casi como un preludio de la Segunda Guerra Mundial”. Tanto que el escritor se estremece cuando un prisionero español, malherido, es internado en la enfermería y clama a voz en grito: “¡Madre! ¡Madre!” Los mismos lamentos que el escritor había escuchado durante los bombardeos en Valencia, de los que fue testigo como corresponsal.
Dachau, con 700 presos, es el segundo campo de concentración en el que más españoles fueron recluidos. La mayoría, considerados presos políticos, fueron detenidos cuando participaban en la resistencia en Francia. Dachau era un campo enorme, dividido en pequeños campos satélite completamente autónomos. Al campo principal, los presos solo acudían para ir a la enfermería. Por eso y porque la mayoría de los españoles acabaron en Mathausen, resulta tan sorprendente que Nico Rost y Alfredo volvieran a encontrarse.
Alfredo es un miliaciano español que luchó en la Guerra Civil y que Nico Rost conoce en Brunete. Tras la derrota de la República, Alfredo se exilia en Francia donde es detenido y enviado a distintos campos de concentración hasta que llega a Dachau. Alfredo fue el chófer de Rost durante su primera visita a España y llegó incluso a pasar unos días en casa de la familia del miliciano en Madrid, muy cerca de la Puerta del Sol. “Hemos estado un año buscando a Alfredo”, relata Nuria Molines, “pero ni con el archivo de Mathausen ni con el de Dachau lo hemos conseguido. Seguiremos tratando de ponerle apellido”.
Un acto de rebeldía intelectual 
Goethe en Dachau no es un relato del horror sino la prueba de la supervivencia. No sólo una supervivencia física sino también intelectual. El mero acto de escribir el diario, tal y como apunta la escritora alemana Anna Seghers en el prólogo, es un ejercicio de rebeldía de Nico Rost. Pero lo es además que el texto huya de la victimización del prisionero para convertirlo en un ser humano pleno cuya dignidad se fundamenta en su capacidad reflexionar y cuestionarse en el más aciago de los contextos: la constante tortura física y mental y el acecho incesante de la muerte. Nico Rost se abstrae en el ejercicio de la escritura, no ya de su encierro físico, sino del contexto político e histórico en el que se encuentra para ir un paso más allá. Y lo hace aún en el campo.
Para Marta Martínez, la relevancia del libro radica en que ofrece una experiencia completamente distinta y prácticamente ausente en la literatura concentracionaria. Rost, explica la editora, se niega a caer en el sistema de deshumanización de los nazis: “Él sabe que es un intelectual, que forma parte de su carácter la lectura, la reflexión y no deja de hacerlo. Nico Rost probablemente desde ese punto de vista más abstracto sea uno de los pocos supervivientes de los campos porque no solo sobrevive físicamente sino también espiritualmente. Su carácter, lo que él hace, lo que le define… permanece intacto. Este libro es único porque muestra otro punto de vista. Que sí, hubo alguien que consiguió no ser solo un número"
Autora: Beatriz Ríos  Fuente: www.cuartopoder.es